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Las ruinas de un lujoso hotel termal, construido en 1938, permanecen silenciosas en la Cordillera de Los Andes.
8 de febrero de 2024
Están en El Sosneado, San Rafael, sur de Mendoza, a solo 30 kilómetros del Valle de las Lágrimas, el sitio del accidente aéreo de los uruguayos de la Tragedia de los Andes.
El hotel Termas El Sosneado fue construido por la Compañía de Hoteles Sudamericanos Ltda, y por iniciativa de Frank Romero Day, un ingeniero mendocino, ministro de Industrias y Obras Públicas, en la década de 1930, famoso también por ser el creador de la Fiesta Nacional de la Vendimia.
Frecuentado por la alta sociedad de la época, solo funcionaba en temporada de verano y, en los años con mayores nevadas, resultaba poco rentable e inaccesible.
Las instalaciones del lujoso hotel quedaron abandonadas en 1953.
Por su ubicación, era de difícil acceso. Para llegar, hay que recorrer 60 kilómetros de tierra y ripio, que se empantanan por la crecida de los ríos de montaña.
A 70 años del cierre, hoy solo queda en pie parte de su estructura. Impacta una pileta de piedra y hormigón al aire libre, de aguas termales y con sus propiedades curativas intactas.
El hotel funcionaba solo en temporada de verano, pero era de difícil acceso. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
En la zona, hay también una antigua mina abandonada, y a pocos kilómetros las salinas del río Diamante, donde se practica la pesca deportiva, cabalgatas, trekking, mountain bike y travesías 4x4, entre otras actividades de turismo aventura.
La Tragedia de los Andes
Hay dudas en relación a si el hotel Termas El Sosneado, abandonado desde 1953, pudo haber sido un refugio para los sobrevivientes uruguayos de la Tragedia aérea de los Andes, en caso de que hubieran emprendido su ruta de escape hacia Mendoza y en vez de hacia Chile.
Las ruinas están a 30 kilómetros del lugar donde ocurrió el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea uruguaya, y los 72 días de supervivencia que narra la película de Netflix La Sociedad de la Nieve.
Y sobre esto hay distintas teorías sobre esta ruta que demanda una caminata de apenas dos o tres días hacia los puestos cordilleranos del lado argentino.
Los ríos son difíciles de cruzar en verano por su caudal. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
Expertos guías de montaña aseguran que por el tamaño y el caudal de los ríos del Sosneado, hubiera sido imposible cruzar si no lo hacían a caballo o con una balsa.
De todos modos, hoy la expedición al Valle de las Lágrimas también se realiza a pie, buscando márgenes más estrechas de los ríos y arroyos de los Andes.
El guía mexicano Ricardo Peña, de los pocos que ha logrado replicar la ruta de escape a los Maitenes, que hicieron los sobrevivientes Roberto Cannesa y Nando Parrado, sostiene que Mendoza estaba más cerca, pero nada aseguraba que podía ser una vía más exitosa.
"Como dijo Cannesa, ellos lograron salvarse caminando hacia Chile, por lo que fue un plan perfecto", destaca Peña.
Los sobrevivientes pensaron que el avión había caído en Chile. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
Y explica por qué: "Salir hacia el este, por el Sosneado, puede parecer más fácil porque es en bajada, no es tan rocoso ni empinado el trayecto como cruzar los Andes".
Según opina Peña, quien conoce a la perfección el lugar y vuelve cada año con turistas, en un proyecto conjunto con Eduardo Strauch -uno de los sobrevivientes-, la primera parte del descenso hacia Mendoza, hubiera sido más sencillo.
"El río el Barroso lo hubieran pasado porque hay nieve y se camina por encima, pero después lo difícil era cruzar los ríos grandes", opina.
Describe que si los uruguayos se hubieran quedado del lado derecho del río Lágrimas, hubiera sido más difícil porque se pone muy empinado el terreno y hay peligro de avalanchas y de desbarrancarse.
Más abajo está el río Atuel, y a finales de noviembre y diciembre, crece mucho su caudal de agua y no se puede cruzar. "En ocasiones, hemos tenido que usar un gomón para cruzar porque era imposible que un caballo atravesara esa corriente", apunta el guía, que documentó la travesía para National Geographic.
Y en caso de que alguno de los sobrevivientes hubiera logrado llegar hasta las ruinas del hotel, dependían de que hubiera arrieros con su ganado en esa temporada.
En caso de que no encontraran a algún arriero, tendrían que haber caminado 70 kilómetros hasta el pueblo más cercano.
Postales de los alrededores del hotel. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
La ruta hacia Chile funcionó. "Es una ruta dura y muy peligrosa. Es difícil sin equipamiento de montaña subir la cresta de los Andes y volver a bajar hasta los Maitenes, pero increíblemente lo calcularon bien y lo lograron", dice Peña.
Y destaca que Cannesa y Parrado tuvieron buen clima, con cielo despejado y poco viento, y la suerte de encontrar al arriero chileno Sergio Catalán, que dejó a sus animales pastando para ir en busca de ayuda y salvar estos expedicionarios perdidos.
Un dato que han comentado los 16 sobrevivientes en distintas entrevistas, es que ellos creyeron en las últimas palabras del piloto del avión que chocó en la cordillera, quien moribundo les dijo que habían cruzado a Chile, que estaban en Curicó.
"Pensaron que era más conveniente salir hacia el oeste, porque hacía allá estaban los valles chilenos. Además, que al mirar al este se ve el cerro El Sosneado, de 5.169 metros de altura, y parecía que había que treparlo, aunque podrían haberlo rodeado para salir", detalla Peña.
Cómo llegar al viejo hotel
El camino es accesible sólo para vehículos 4x4, debido a la irrupción de corrientes de agua por el deshielo de la cordillera sobre el camino que es de tierra.
Se pueden contratar excursiones con agencias de viajes locales, en vehículos grandes adaptados, ideales para este tipo de salidas.
El circuito abarca 67 kilómetros. Incluye la visita al cerro El Sosneado, la Laguna y las ruinas del Hotel Termal.
Después de recorrer las viejas instalaciones del hotel, está la posibilidad de utilizar las piscinas de aguas termales a cielo abierto, que aún poseen propiedades terapéuticas.
Los guías de San Rafael explican que las piscinas sufrieron una intrusión de corrientes de aguas frías en sus fuentes cálidas. Fue por movimientos del suelo provocados por el terremoto de Chile del 27 de febrero de 2010, lo que hizo que se temperatura descendiera unos grados.
La piscina del hotel todavía tiene agua termal. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
En la zona, los turistas suelen realizar un almuerzo, ya que el trayecto es muy largo. Son 209 kilómetros de recorrido total, desde la ciudad de San Rafael.
Otras empresas especializadas en aventuras de montaña, ofrecen salidas de trekking hasta las Cascadas del Atuel, en la naciente del río que serpentea aguas abajo todo el trayecto que los visitantes recorren.
También, hay cabalgatas o caminatas hasta donde cayó el avión de los uruguayos, un recorrido de tres días y dos noches.
La Dirección de Turismo de San Rafael señala que del circuito El Sosneado se encuentra habilitado desde la primavera hasta finales de verano o principios de otoño, mientras las condiciones climáticas lo permitan.
El hotel quedó abandonado en 1953. Foto Dirección de Turismo de San Rafael
Qué otros atractivos hay en el camino
El viaje arranca en la ciudad de San Rafael por Avenida Balloffet hasta el Distrito de El Sosneado. Al cruzar el segundo puente sobre el cauce del río Diamante, se ingresa a la derecha a la ruta nacional 144, pasa por la Cuesta de Los Terneros, que posee un hermoso mirador.
Una vez descendida la cuesta, por la misma ruta, a mano izquierda, están las Salinas del Diamante, con su Museo de la Sal. El complejo de extracción de este mineral puede ser visitado en esta ápoca, todos los días entre las 9 y 19 horas, con un costo de $4.000 por vehículo.
Al retomar el camino y llegar hasta la Ruta Nacional 40, el pequeño pueblo de El Sosneado tiene la única estación de servicio, la última oportunidad de carga de combustible y de agua y comida, como unos sabrosos sándwiches de jamón crudo, para continuar el circuito con su paisaje majestuoso y sus historias fascinantes.
Fuente: Clarín