DdH: Contanos sobre vos.
Soy arquitecto egresado de la Universidad de Buenos Aires, donde también soy docente. Tengo un estudio de arquitectura en el cual realizamos proyectos y construcciones orientados a remodelaciones, ampliaciones y obras desde cero en los ámbitos residencial, comercial y hotelero.
DdH: ¿Qué te acerca al ámbito hotelero?
Nos apasiona la hotelería y, desde hace un tiempo, en nuestro estudio venimos trabajando tanto en proyectos y construcciones en general, como en asesoramiento relacionado con la accesibilidad física para usuarios de sillas de ruedas. Consideramos que es una cuenta pendiente de gran parte del sector, sobre todo teniendo en cuenta las pérdidas económicas y comerciales que esto conlleva. Citando a la Dra. Betina Anzilutti: "Existen 85 millones de personas con discapacidad en América Latina que esperan hoteles, restaurantes, aeropuertos y buses accesibles. El 72% de ellos declara no viajar por temor a no encontrar condiciones de accesibilidad". Esto quiere decir que, solamente en América Latina, se están perdiendo 61.200.000 posibles clientes que reclaman una demanda insatisfecha. Está a la vista que el potencial es enorme y, por ese motivo, estamos tan entusiasmados por materializar todas las reformas necesarias para poder satisfacer esta demanda ociosa.
DdH: ¿Existen leyes o normativas que determinen las condiciones necesarias para brindar accesibilidad a personas con discapacidad?
Así es, tanto nacionales como provinciales. Sin embargo, existen muchos aspectos a tener en cuenta al ejecutar las obras de la manera que dictan las normativas, ya que hay muchísimas barreras arquitectónicas que aparecen por indefiniciones o inexistencias en las normas a la hora de realizar la obra. Estas solo pueden evitarse con un criterioso y sesudo control de ejecución. Por experiencia personal, puedo asegurar que la diferencia entre un espacio realmente accesible y uno que solo cumple la normativa es la diferencia entre elegir o no un determinado establecimiento hotelero o comercial.
Existen dos aspectos que priorizamos y controlamos en nuestros diseños y obras:
- Evitar barreras arquitectónicas por imprecisiones o ausencias de la normativa e incorrecta ejecución.
- Lograr un entorno realmente accesible y estéticamente agradable.
Este último punto refiere a que, muchas veces, la accesibilidad se asocia a adaptaciones poco agradables, frías y ortopédicas. Parte de la adaptación real es lograr un ambiente accesible y también bello. Consideramos que es fundamental, siempre que se pueda, lograr accesibilidad sin resignar ambientes con diseño, acogedores y cuidados porque las personas con discapacidad, como cualquier otra, desean habitar espacios bellos.
El siguiente es una obra para un cliente joven, profesional y usuario de silla de ruedas, donde se logró hacer accesible todo el departamento, cuidando la estética y permitiendo su comodidad para una pareja sin discapacidad:
DdH: ¿A qué te referís cuando mencionás la experiencia personal?
Producto de una patología física de nacimiento, hace 40 años que soy usuario de silla de ruedas, completamente independiente y activo. Estas condiciones hacen que tenga experiencia trasladándome con vehículo propio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y siendo usuario de restaurantes, cines, teatros, bares, hoteles, museos, centros comerciales, viviendas particulares, facultad, entre otros. La limitación física, sumada a mi formación y experiencia profesional, me otorgan una mirada única sobre las limitaciones y soluciones reales a las barreras arquitectónicas para personas con discapacidad, permitiendo que el usuario se sienta seguro y a gusto en el espacio, deseando volver.
DdH: ¿Podrías darnos algún ejemplo de esos controles o diseños que no se encuentran especificados dentro de las normas?
Existen normativas en Argentina que especifican la altura a la cual deben instalarse los accesorios de un baño adaptado, pero no el orden o disposición entre ellos. Por lo tanto, se observa frecuentemente que un accesorio impide el cómodo acceso a otro que se encuentra detrás.
Otro ejemplo, mucho más sutil, es que las normativas determinan cómo debe diseñarse el interior de un baño adaptado, pero no hacen referencia a su disposición dentro del establecimiento para evitar el uso indebido por personas sin discapacidad. En este sentido, hemos comprobado que las personas tienden a usar el baño adaptado si se encuentra "a la mano", si es fácilmente visible o si se encuentra antes que los baños comunes. Sin embargo, cuando se ubica un poco más oculto, se reduce significativamente su uso por comodidad.
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