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Consumo de primera necesidad: El precio de los hoteles alojamiento en Salta

En Salta no había albergues transitorios hasta que un visionario, a finales de la década de los sesenta del siglo pasado, se decidió a fundar uno en la zona Sur de la ciudad.

17 de febrero de 2025

Sesenta años después, la misma «línea fundadora» nos regala un prolijo informe sobre los precios y las prestaciones de este tipo de establecimientos, otrora relacionados con el pecado, pero que ahora disfrutan hasta de la bendición del Arzobispo.

Lo curioso es que esta «lista de precios» se publica casi al mismo tiempo y con un espacio similar al de los precios de la llamada canasta escolar, de modo que los más pequeños de la casa se pueden enterar, con un solo clic, lo que valen las biromes y las carpetas, y lo que cuesta amancebarse por unas horas en un «telo», como los llama la muy culta publicación salteña.

De vez en cuando el mismo medio publica prolijos estudios sobre el precio de los choclos, del pan de Navidad o de los huevos de pascua; pero esto de los hoteles alojamiento es una auténtica novedad. Detrás de esta iniciativa tan peculiar (y nunca mejor dicho) probablemente se oculta una campaña de la Cámara de Hoteleros, preocupada porque ha visto que su negocio va chuequeando y que ni siquiera en el Día del Amante (que se celebró ayer) ha habido «plena ocupación».

Sin embargo, no son los precios sino los «consejos» los puntos más altos de la crónica. Por ejemplo, este:

«La clave para una noche sin sobresaltos parece estar en la planificación y, por supuesto, en encontrar la compañía ideal».

Es decir que convendría a los amantes que su encuentro furtivo estuviese planficado previamente por el Consejo Económico y Social, órgano que también puede colaborar en la búsqueda de la «compañía ideal», que, en el caso de la ciudad de General Güemes, podría ser una compañía china que se dedique a procesar el litio.

Además, para evitar sobresaltos, conviene a los amantes notificar su encuentro en la comisaría más cercana. Los únicos «sobresaltos» que pueden arruinar una noche perfecta son la presencia de la Policía en el establecimiento, un súbito aumento de la tensión arterial sin haber llevado la pastilla, o la presencia de la esposa o el esposo legítimo golpeando la puerta de la habitación. Son situaciones que conviene evitar con una buena planificación.

Llama también la atención que el mismo cronista haya tenido que hacer un «relevamiento» para descubrir a los consumidores que «los precios varían según la categoría y los servicios ofrecidos. Desde opciones sencillas hasta habitaciones de lujo, hay alternativas para todos los gustos y presupuestos». Eso lo sabe hasta el salteño más casto. Y sin necesidad de ningún «relevamiento».

Desde los yuyos, que son gratis, hasta el Sheraton, el rango de precios puede ser infinito en Salta.

Además, ya en los límites de la obscenidad, la crónica afirma que «el Día de los Enamorados es una de las fechas más movidas para los moteles».

Evidentemente, no se refiere al movimiento mercantil sino al de los «muebles» del establecimiento, a los que, en algunos casos, hay que reforzarles las patas, puesto que cuando el «telo» está lleno, se produce un pequeño sismo en los alrededores.

Si al final toda la crónica iba de «muebles», ¿por qué no lo dijeron desde el principio?

Fuente: Noticias Iruya